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Pe Basílio Méramo: Roma Pagã, a grande meretriz do Apocalipse 17

La Roma pagana imperial y señora del universo logró su apogeo y hegemonía universal gracias a su política ecuménica al tener lazos religiosos con todas las divinidades y cultos más importantes del mundo antiguo, que eran el único vínculo entre los antiguos pueblos. No había otros lazos que los religiosos y Roma se aprovecha de esto para su expansión y gloria, es la primera en hacer de la religión, del vínculo religioso un factor (el principal) para el dominiopolítico, por curioso y extraño que nos parezca hoy, pero que era normal según la mentalidad del hombre antiguo. Baste sólo recordar que en las guerras eran invocados los dioses, los oráculos, etc. El mundo pagano era religioso por asombroso que nos parezca. El pagano no es un ateo, de aquí el culto tan prolífico en divinidades, que intervenían en toda la vida de la sociedad pagana de la antigüedad.

Por esto decía el gran historiador Fustel de Coulanges: «Uno de los rasgos notables de la política de Roma consistía en atraer hacia sí todos los cultos de las ciudades vecinas, se preocupaba tanto de conquistar a los dioses como a las ciudades» (La Ciudad Antigua, Ed. Porrúa, México 1989, p. 270). La táctica de Roma es muy importante tenerla en cuenta pues esto le permitió fundar el imperio más poderoso en toda la historia de la humanidad.
Roma como dice Fustel: «era la única que se servía de la religión para su engrandecimiento. Mientras que la religión aislaba a las otras ciudades, Roma tuvo la habilidad o la buena fortuna de emplearla para absorberlo todo y todo dominarlo» (p. 271). El ecumenismo de Roma pagana la llevó a forjar el imperio más grande del mundo: «Pues era costumbre de Roma –dice un antiguo- el introducir en ella las religión de las ciudades vencidas.» (Ibidem, p. 270).«Quería poseer más cultos y más dioses titulares que cualquier otra ciudad». (Ibidem, p. 270). «Por otra parte, como la mayoría de esos cultos y dioses se tomaba a los vencidos, Roma estaba en comunión religiosa, por medio de ellos, con todos los pueblos». (Ibidem, p. 270). Aquí se ve con claridad la política y el genio romano que le permitió ser el mayor imperio del universo gracias a la modalidad religiosa ecuménica, y de su espíritu ecuménico.


Esto es importantísimo considerarlo y retenerlo pues la Roma católica al perder la fe que la llevó al apogeo espiritual universal, como lo expresó San León Magno: « Roma maestra del error se hizo discípula de la verdad» (Maitines, Lectura IV, 29 de junio Fiesta de San Pedro y San Pablo), y por un misterio de profunda iniquidad hoy cae en su ancestral barbarie pero sin perder su característica de la cual se valió para forjar su imperio universal, que será lagloria del Anticristo-Pseudoprofeta para propagar su falsa paz ecuménica religiosa, como está anunciado en las Escrituras.

Para poder entender y ver esto es necesario recordar lo que ya decía el Papa San León: «Esta ciudad ignorando al autor de su elevación, mientras dominaba por sobre casi todas las naciones, servía los errores de todas ellas, y por eso creía tener una gran religión puesto que no había rechazado ningún error. » (Ibidem, Maitines, Lectura VI). Roma pagana así, reputábase grande cual Babilonia asumiendo toda religión, pues no rechazaba ninguna.

El Panteón representaba bien este espíritu ecuménico de Roma pagana, reuniendo en un magnífico e inmenso templo todas las religiones más importantes, cada una con su altar. Y retornará a esto cuando deje de imperar la verdad como luz del mundo y de su Iglesia.

Roma modernista y Apóstata sede del Anticristo como dijo Nuestra Señora en La Salette, se caracterizará por aglutinar, cual Panteón, todas las falsas religiones en su seno, y su poder será el absorber todos los cultos no rechazando ninguno, como la Antigua Roma Pagana, poniendo en ello su grandeza y señorío; ésta será la gran obra del Pseudoprofeta (el Anticristo religioso) y la Gloria del Olivo, el triunfo de la Sinagoga de Satanás en la Iglesia, triunfo que nadie sospechaba que llegaría incluso a destruir, reabsorbiendo maquiavélicamente, la resistencia tradicionalista aglutinada alrededor de Monseñor Lefebvre, al punto de desactivar magistralmente a la Fraternidad por él fundada, con un «abrazo paternal y magnánimo».

Luego ante tal situación fina y sutilmente orquestada, no queda otra cosa que seguir el consejo de San Jerónimo: «huir de la perversión judaica y refugiarnos en las montañas eternas, de lo alto de las cuales Dios hace brillar su admirable luz» al hablar de la «abominación de la desolación que se puede entender también de toda doctrina perversa. Pues si vemos el error establecerse en lugar santo, es decir en la Iglesia, y hacerse pasar por Dios, debemos huir de Judea hacia las montañas, es decir abandonar la letra que mata y la perversidad judaica y refugiarnos sobre las montañas eternales. » (Maitines, Lectura IX, Domingo XXIV y último después de Pentecostés), esto es de la Verdad Eterna, o con palabras del Apocalipsis de San Juan invitando a salir de Roma convertida en una Babilonia: «Babilonia la grande, la madre de los fornicarios y de las abominaciones de la tierra.» (Ap. 17,5); pues «Ha caído, ha caído Babilonia la grande, y ha venido a ser albergue de demonios y refugio de todo espíritu inmundo y refugio de toda ave impura y aborrecible… Salid de ella, pueblo mío, para no ser solidario de sus pecados y no participar en sus plagas.» (Ap. 18, 2 y 4).

Y nadie puede dudar cual sea esta Babilonia apocalíptica, pues San Pedro mismo lo dice cuando desde Roma envía sus saludos junto con San Marcos su discípulo: «Os saluda la (Iglesia) que está en Babilonia, partícipe de vuestra elección, y Marcos, mi hijo.» (1 Pedr. 5, 13), al igual que así lo entienden también los exégetas: «Por Babilonia se entiende Roma que constituía el centro del paganismo. La Roma pagana significaba para los cristianos el mismo peligro antes Babilonia para los judíos.» (Monseñor Straubinger, nota 13).

Esta es hoy, la astuta maniobra de la dialéctica vaticana, cual Roma pagana, que con el pretexto de los dos presupuestos falsos: el motu proprio sobre la Misa, y la remisión (levantamiento) de las excomuniones, se reabsorbe en magnífica y magistral coagulación sintética o amalgama, insertando la Tradición con su altar en el gran Panteón Universal (ecuménico) cual la Roma anticristo, tal como la designa Monseñor Lefebvre en su famosa carta del 29 de junio de 1988 a los cuatro candidatos al episcopado. Pues con el motu proprio se enmascara la escisión (ruptura) reconociendo que la Misa Tridentina nunca fue abrogada, y la Nueva Misa es el desarrollo homogéneo (evolución homogénea y no heterogénea como pretende el modernismo) de la liturgia antigua, y ambos ritos, tanto el tradicional como el modernista, son dos expresiones válidas, legítimas y genuinas del culto romano de la Iglesia, siendo la Misa Tradicional el rito extraordinario (el ocasional) y la Misa Nueva el rito ordinario (el principal); lo cual es el culmen genial, sutil y perverso (diabólico) de la síntesis dialéctica gnóstico cabalística que nutre el ser y el pensar del mundo moderno, y con la remisión de la censura (pena) de las excomuniones a los cuatro obispos, que así lo pidieron conmuestra filial y reconocimiento de la magnánima y benigna paternidad de Benedicto XVI, desistiendo por lo mismo de su pertinacia, y como lógica y natural consecuencia, se levantan las excomuniones (exclusiva y solamente a ellos que así lo solicitaron), aunque sin embargo no están total e íntegramente aceptados pues siguen suspensos (al igual que todos los sacerdotes de la Fraternidad), sin «posición canónica», y sin «ejercer legítimamente ministerio alguno en la Iglesia» (Carta de Benedicto XVI a los Obispos de la Iglesia del 10 de marzo de 2009), hasta tanto se limen (superen) las asperezas y reticencias aceptando el Concilio Vaticano II, aunque esto será gradual y paulatinamente mediante el diálogo doctrinal que al fin y al cabo dará el deseado resultado que espera pacientemente Roma modernista y apóstata, tal como lo afirma Benedicto XVI en la carta ya citada: «Con esto se aclara que los problemas que deben ser tratados ahora son de naturaleza esencialmente doctrinal, y se refieren sobre todo a la aceptación del Concilio Vaticano II y del magisterio postconciliar de los Papas».

Así se llega incluso a hablar reconociendo, como lo hace Monseñor Fellay, que la situación de la Fraternidad si se mira según el derecho de la Iglesia es imperfecta, o también cuando se refiere a las necesarias conversaciones (diálogo) referentes al Concilio Vaticano II y sus novedades (Carta del 24 de marzo de 2009), del cual acepta el 95% (Entrevista a Monseñor Fellay publicada en Dici n°. 8). Ante todo lo cual se olvida la espantosa advertencia de Nuestra Señora de La Salette cuando afirma que: «Roma perderá la fe y será la sede del Anticristo», quedando con esto la Iglesia totalmente eclipsada, como luz del mundo, ya que ha acontecido el eclipse del sol cual fue el significado de la divisa, de San Malaquías, del anterior pontificado «De Labore Solis» bajo Juan Pablo II, y ahora tenemos el triunfo de la Sinagoga de Satanás en la Iglesia, con la divisa del actual pontificado de Benedicto XVI «De Gloria Olivae». Este es el famoso misterio de Roma que «de maestra del error se convirtió en discípula de la verdad» como señala el papa San León Magno (Ibidem, Maitines, Lectura VI), pero que por su apostasía como señala Nuestra Señora en La Salette retornará, evidentemente, al error del que fuera antaño liberada. Este es el misterio de la Gran Rameraescarlata, cabalgando sobre la bestia, el Anticristo, que estremeció al puro y virginal San Juan Evangelista, el discípulo más amado, y por esto el apóstol San Judas en su epístola (17, 21) advertía: «Vosotros empero, carísimos, acordaos de lo que ha sido preanunciado por los apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo que os decían: en los últimos tiempos vendrán impostores que se conducirán según sus impías pasiones, éstos son los que disocian, hombres naturales, que no tienen el Espíritu. Vosotros, empero, carísimos, edificandoos sobre el fundamento de la santísima fe vuestra, orando en el Espíritu Santo, permaneced en el amor de Dios, esperando la misericordia de Nuestro Señor Jesucristo, para la vida eterna.»


Basilio Méramo Pbro.

Japão posiciona mísseis ante ameaça de lançamento da Coreia do Norte

As Forças Armadas japonesas posicionaram unidades de mísseis Patriot em Tóquio e seus arredores ante a proximidade de um lançamento de um projétil norte-coreano que pode acontecer nos primeiros dias de abril, informou neste domingo o ministério da Defesa.
Duas rampas de lançamento de mísseis Patriot já se encontram diante do prédio do ministério da Defesa, situado no centro de Tóquio.

Os mísseis estao dirigidos para o espaço aéreo do noroeste, por onde poderá passar o foguete que a Coreia do Norte prevê disparar entre 4 e 8 de abril.

O Japão também posicionou mísseis em Saitama, norte de Tóquio, e Chiba, sudeste da capital. As forças armadas transferiram unidades para o norte do país, enquanto dois navios de guerra estão a ponto de zarpar rumo ao leste para derrubar o foguete.

Neste domingo, o secretário de Defesa americano Robert Gates disse que seu país não vai derrubar o míssil que a Coréia do Norte pretende disparar no início de abril.

Em entrevista ao programa "Fox News Sunday", Gates aparentemente contradisse o almirante Timothy Keating, chefe do Comando do Pacífico, que havia afirmado que os militares estavam prontos para derrubar o projétil caso fosse dada essa ordem.

"Não creio que tenhamos planos para fazer algo assim (derrubar o míssil) nesse momento", declarou Gates. Indagado se o lançamento terá lugar em breve, o chefe do Pentágono declarou acreditar que isso provavemente acontecerá.

Gates afirmou ainda que o governo dos Estados Unidos acha que o lançamento de um satélite - como anunciado pela Coreia do Norte - tem como objetivo "mascarar o desenvolvimento de um míssil balístico intercontinental", mas que o memo não tem o alcance necessário para atingir o Alasca.

O funcionário disse acreditar que o plano a longo prazo da Coreia do Norte é armar um míssil dessas características com uma ogiva nuclear.

Notificação concernente às mulheres que vestem roupas de homem[1]



Giuseppe Cardeal Siri

Genova, 12 Junho de 1960

Ao Reverendo Clero,
A todas as Religiosas professoras
Aos queridos filhos da Ação Católica,
Aos educadores que desejam seguir verdadeiramente a Doutrina Cristã[2]

I. O primeiro sinal da nossa primavera tardia indica certo aumento, este ano, do uso das vestes masculinas por mulheres, jovens e até mesmo por mães de família. Até 1959, em Genova, este tipo de veste significava que a pessoa era uma turista, mas agora parece que há um número significativo de garotas e mulheres da mesma Genova que escolhem, ao menos em viagens de lazer, vestir calças de homem.

A evolução deste comportamento nos obriga a refletir seriamente, e nós pedimos a quem esta notificação vai dirigida dar toda a atenção que este problema merece, como é próprio das pessoas que estão conscientes de ser responsáveis frente a Deus.

Nós pretendemos acima de tudo fazer um juízo moral equilibrado sobre o uso de roupas masculinas pelas mulheres. De fato nossa reflexão só pode estar fundamentada sobre a questão moral[3].

Em primeiro lugar, quando a questão é cobrir o corpo feminino, não se pode dizer que o uso de roupas masculinas pelas mulheres seja uma grave ofensa contra a modéstia, pois as calças certamente cobrem mais do corpo da mulher que as saias das mulheres modernas.

No entanto, as vestes para serem modestas não necessitam apenas cobrir o corpo, e tampouco devem estar coladas ao corpo
[4]. É verdade que muitas roupas femininas colam mais do que muitas calças, mas as calças podem ser feitas para apertarem mais, e de fato geralmente apertam. Por isso, este tipo de roupa, colada ao corpo, nos dão a mesma preocupação quanto às roupas que expõem o corpo. Então a imodéstia das calças masculinas no corpo feminino é um aspecto do problema que não pode ser deixado sem uma observação geral sobre elas, ainda que não deva ser superficialmente exagerado também.

II. No entanto, outro aspecto das mulheres vestindo calças nos parece ser o mais grave[5]. O uso de vestes masculinas por parte das mulheres afeta primeiramente à própria mulher, causado pela mudança da psicologia feminina própria da mulher; em segundo lugar afeta a mulher como esposa do seu marido, por tender a viciar a relação entres os sexos; e em terceiro lugar como mãe de suas crianças, ferindo sua dignidade ante seus olhos. Cada um destes pontos deverá ser cuidadosamente considerado:

A. A Roupa Masculina Muda a Psicologia da Mulher

Na verdade, o motivo que leva a mulher a usar roupa de homem é o de imitar, e não somente isso, mas o de competir com o homem, que é considerado o mais forte, mais livre, mais independente. Esta motivação mostra claramente que a roupa masculina é a ajuda visível para trazer uma atitude mental de ser “igual ao homem”[6]. Em segundo lugar, desde que o ser humano existe, a roupa que uma pessoa usa modifica seus gestos, atitudes e o comportamento, a tal ponto que só pelo fato de se usar uma determinada roupa, o vestir chega a impor um estado de ânimo especial em seu interior.

Permita-nos acrescentar que, uma mulher que sempre veste roupas de homem, indica que ela está reagindo à sua feminilidade como se fosse algo inferior, quando na verdade é só diversidade. A perversão de sua psicologia é claramente evidente.[7]
Estas razões, somadas com muitas outras, são suficientes para nos alertar o quão equivocado elas são conduzidas a pensar ao se vestir com roupas de homens.

B.
A Roupa Masculina Tende a Corromper as Relações entre as Mulheres e os Homens

Na verdade, com o passar dos anos e conforme as relações entre os sexos se desenvolvem, um instinto mútuo de atração predomina. A base essencial desta atração é a diversidade entre os sexos, que é possível somente pela sua complementaridade ou completando um ao outro. Se esta “diversidade” se torna menos óbvia porque um de seus maiores sinais externos é eliminado, e porque a estrutura psicológica normal é enfraquecida, o que resulta é a alteração de um fator fundamental na relação.

O problema é ainda mais profundo. A atração mútua entre os sexos é precedida tanto naturalmente, quanto em relação ao tempo, por um sentido de pudor que freia os instintos que surgem, lhes impõe respeito, e tende a elevar o nível de mútua estima e temor saudável, impedindo que todos aqueles instintos possam levar a atos descontrolados. Mudar a roupa, que por sua diversidade revela e assegura os limites da natureza e da defesa, é anular a distinção e ajudar a destruir o trabalho de defesa vital do sentido de vergonha.

É, no mínimo, impedir este sentido. E quando o sentido de vergonha é impedido de colocar os freios, as relações entre homem e mulher se afundam em degradação e puro sensualismo, separadas de todo respeito mútuo ou estima.

A experiência esta aí para nos dizer que quando a mulher é desfeminilizada, as defesas são destruídas e as fraquezas aumentadas.
[8]

C. A Roupa Masculina Fere a Dignidade da Mãe ante os olhos de Suas Crianças

Toda criança têm um instinto pelo sentido de dignidade e decoro de sua mãe. Uma análise da primeira crise interior das crianças, quando elas despertam para a vida ao seu redor, mesmo antes delas entrarem na adolescência, mostra o quanto vale para elas o sentido de suas mães. As crianças são sumamente sensíveis a esta idade. Os adultos geralmente deixaram isso de lado e não pensam mais sobre isso. Mas fazemos bem em recordar as demandas severas que as crianças instintivamente fazem a sua própria mãe, e a profundas e até terríveis reações que nelas se afloram pela observação dos seus maus comportamentos. Grande parte do futuro é traçada aqui - e não para melhor - nestes precoces dramas durante a infância.

A criança pode não saber a definição de exposição, de frivolidade ou infidelidade, mas possui um sentido instintivo que reconhece quando essas coisas acontecem, sofre com elas, e é amargamente ferida por elas em suas almas.

III. Vamos pensar seriamente em tudo o que foi dito até agora, mesmo que a aparência da mulher com roupas masculinas não faça surgir imediatamente tudo aquilo causado por uma grave imodéstia.


A mudança da psicologia feminina gera um dano crucial e, ao longo dos anos, torna-se irreparável à família, à fidelidade conjugal, às afeições e à sociedade humana[9]. É verdade que os resultados de se vestir roupas impróprias não podem ser vistos todos a curto prazo. Mas devemos pensar no que está sendo devagar e articuladamente destruído, despedaçado, pervertido.

Se a psicologia feminina é mudada, existe alguma reciprocidade imaginável mudada entre marido e mulher? Ou, existe alguma autêntica educação de crianças imaginável, que é tão delicada no seu proceder, entrelaçada de fatores imponderáveis, na qual a intuição e instinto da mãe cumpram um papel decisivo nessa idade tão delicada? O que estas mulheres serão capazes de dar a suas crianças, tendo usado calças durante tanto tempo e com sua alta-estima determinada mais por sua competição com os homens do que por seu papel como mulher?

Perguntamo-nos porque, desde que o homem existe - ou melhor, desde que ele se tornou civilizado: por quê tem sido o homem, em todos os tempos e lugares, irresistivelmente levado a fazer a diferenciada divisão entre as funções dos dois sexos? Não temos aqui um testemunho exato para o reconhecimento, por toda a humanidade, de uma verdade e de uma lei acima do homem?

Para resumir, quando uma mulher veste roupas de homem, deve ser considerado um fator, a longo prazo, da desintegração da ordem humana.

IV. A consequência lógica de tudo o que foi apresentado aqui é que qualquer pessoa, em uma posição de responsabilidade, deveria estar possuída por um sentido de alarme no significado verdadeiro e próprio da palavra, um severo e decisivo alarme[10].

Nós dirigimos uma grave advertência aos sacerdotes das paróquias, a todos os sacerdotes em geral e a confessores em particular, aos membros de qualquer tipo de associação, a todos os religiosos, a todas as irmãs, especialmente as irmãs educadoras.

Nós os convidamos a que tomem plena consciência deste problema de forma que atuem em seguida. Essa conscientização é o que importa. Ela irá sugerir a ação adequada no tempo certo. Mas não permitamos que nos aconselhe a ceder ante uma inevitável mudança, como se estivéssemos confrontados por uma evolução natural da humanidade, e daí por diante!

Pessoas vêm e vão, porque Deus deixou espaço suficiente para o início e fim do livre arbítrio do homem. No entanto, as linhas essenciais da natureza e as não menos substanciais linhas da Eterna Lei, nunca mudaram, não estão mudando agora e nunca irão mudar. Existem limites além dos quais uma pessoa pode ir tão longe o quanto queira, mas fazê-lo resulta em morte
[11]; há limites os quais fantasias filosóficas vazias menosprezam ou não levam a sério, mas que constituem uma aliança de fatos sólidos e da natureza que punem qualquer um que os ultrapassa. E a história já ensinou suficientemente - com assustadoras provas advindas da vida e da morte de nações, que a conseqüência para todos os violadores deste esquema da “humanidade” é sempre, mais cedo ou mais tarde, uma catástrofe.

A partir da dialética de Hegel em diante, nós temos escutado repetitivamente coisas que não passam de fábulas, e pela força de escutá-las tão freqüentemente, muitas pessoas acabam por se acostumar a elas, mesmo escutando passivamente. Mas a verdade da questão é que Natureza e Verdade, e a Lei baseada em ambas, vão por seu caminho imperturbável, e destroem aos pedaços a idéia dos tolos que, sem justificativa alguma, crêem em mudanças radicais e de longo alcance nessa mesma estrutura do homem.[12]

As consequências de tais violações não são um novo desenho do homem, mas desordens, instabilidades prejudiciais de todos os tipos, a assustadora secura das almas humanas, o grande aumento no número de seres humanos abandonados, levados há muito tempo para longe da vista e da mente humana para viver seu declínio no ócio, na tristeza e na rejeição. Neste naufrágio de eternas regras se encontram famílias destruídas, vidas terminadas antes da hora, corações e casas que se esfriaram, idosos jogados para um lado, jovens intencionalmente depravados e, em última instância, almas em desespero tirando suas próprias vidas. Todas estas ruínas humanas dão testemunho do fato de que a “linha de Deus” não dá espaço, nem admite qualquer adaptação com os sonhos delirantes dos assim chamados filósofos!
[13]

V. Já temos dito que aqueles que se dirigem esta Notificação são convidados a tomar o problema que tem adiante como um sério alarme. Eles sabem que devem dizer, começando com os bebês no colo de suas mães.

Eles sabem que sem exagerar ou tornar-se fanáticas, elas precisarão limitar estritamente o quanto elas podem tolerar que as mulheres se vistam como homens com uma regra geral.

Eles sabem que não podem ser tão fracas a ponto de deixar qualquer um fechar os olhos para um costume que está tomando conta e destruindo a base moral de todas as instituições.

Os sacerdotes sabem da direção que devem ter no confessionário, mesmo não tomando toda veste masculina usada por mulher como uma falta grave, devem ser precisos e decisivos.[14]

Todos caridosamente refletirão sobre a necessidade de ter uma frente de ação unida, reforçado por todos os lados, por todos os homens de boa vontade e todas as mentes iluminadas, de forma a criar uma barreira verdadeira para conter a inundação.

Cada um de vocês responsável pelas almas em qualquer situação entende o quão útil é ter como aliados nesta campanha defensiva homens intelectuais e da mídia aliados nesta campanha. A posição tomada pelas indústrias desenhistas de roupa, seus brilhantes estilistas tem uma importância crucial em toda essa questão. O sentido artístico, a elegância e o bom gosto juntos podem encontrar uma solução apropriada e digna para a roupa que a mulher deve usar quando for andar de moto, ou estiver nessa ou naquela atividade física, ou no trabalho. O que importa é preservar a modéstia, junto com o eterno sentido de feminilidade, aquela feminilidade que, mais do que qualquer outra coisa, todas as crianças continuarão a associar com a face de sua mãe.[15]

Nós não negamos que a vida moderna traga problemas e faça requerimentos desconhecidos por nossos avós. Mas afirmamos que existem valores que precisam ser mais protegidos do que experiências passageiras, e que, para todas as pessoas inteligentes, há sempre bom senso e bom gosto o bastante para encontrar soluções dignas e aceitáveis para os problemas que surjam.

Comovidos pela caridade, nós estamos lutando contra uma degradação do homem, contra o ataque sobre aquelas diferenças nas quais descansa a complementaridade entre o homem e a mulher.

Quando vemos uma mulher de calça, nós deveríamos pensar não tanto nela, mas em toda a humanidade, de como será quando todas as mulheres se masculinizem. Ninguém ganhará ao tratar de levar a cabo uma futura época imprecisão, ambigüidade, imperfeição e, em uma palavra, monstruosidades[16].

Esta nossa carta não é dirigida ao público, mas àqueles responsáveis pelas almas, pela educação, por Associações Católicas. Que façam seu dever, e que não sejam como sentinelas que foram apanhadas dormindo no seu posto enquanto o mal penetrava sorrateiramente.

Giuseppe Cardinal Siri
Arcebispo de Genova
Fonte: http://juliemaria.wordpress.com/2009/03/26/notificacao-concernente-as-mulheres-que-vestem-roupas-de-homem/
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[1] A tradução da Nota do Cardeal foi feita por Daniel Pinheiro e Julie Maria da Nota em inglês, que aparece como anexo do livro “Dressing with Dignity”, de Colleen Hammond, Editora TAN. Todas as notas abaixo foram escritas pela Colleen H.
[2] No final da Nota do Cardeal, ele explica que ela não é dirigida ao público em geral, mas apenas indiretamente, através dos líderes católicos citados acima. No entanto, isso foi em 1960, quando a Igreja ainda tinha um quadro de líderes. Em 1977, aqueles capazes de responder, por sua Fé, à instrução do Cardeal estão dispersos entre o grande público, aos quais sua instrução é adequadamente difundida.
[3] O Cardeal elimina muitas objeções quando ele nos recorda desde qual ponto de vista ele nos falará: como um mestre de Fé e moral. Quem pode negar com razoabilidade que a roupa (especialmente a feminina, mas não só ela) envolve a moral e por isso a salvação das almas?

[4] Calça jeans são praticamente universais. Quantos jeans para a mulher não são apertados?
[5] Calças são piores que mini-saias, disse o Bispo de Castro Mayer, porque enquanto as mini-saias atacam os sentidos, as calças atacam a mais alta faculdade do homem, a mente. O Cardeal Siri explica em profundidade o por quê disso.
[6] Quando a mulher deseja ser igual ao homem (as feministas têm mais desdenho da feminilidade que qualquer um, disse alguém), resta ao homem fazer a mulher ser orgulhar de ser mulher.
[7] O enorme aumento, desde 1960, na prática e na exibição pública de vícios contra a natureza deve ser certamente atribuído em parte pela perversão desta psicologia.

[8]
Quando uma mulher é feminina, ela tem a força que Deus lhe deu. Quando ela é desfeminilizada, ela só tem a força que ela dá a si mesma.
[9] Para um exemplo deste dano, veja a relação entre os sexos tal como é mostrada no Rock, por exemplo, como através da letra inclusa, The Wall, músicas 6, 9, 10, 11.
[10] Em 1997 (e em 2009, acrescentamos hoje*) podemos dizer que o Cardeal estava exagerando?
[11] Toda grande obra e literatura é testemunha desta estrutura moral do universo, que se viola à custa de grandes danos, e que faz parte da ordem natural como sua mesma estrutura física. Os poemas de Shakespeare são exemplos famosos. O Cardeal aqui está no cerne da questão.
[12]
Tem-se dito, Deus perdoa sempre, o homem algumas vezes, a natureza nunca.
[13] O Cardeal não está apenas se permitindo uma retórica. Para um exemplo de “ruínas humanas” veja a versão resumida da miséria de Pink Floyd na letra inclusa. (Não está inclusa aqui - Webmaster).
[14] Quanta sabedoria e quanto equilíbrio em todas estas conclusões aparentemente severas!
[15] Em outras palavras, a feminilidade da mãe, não de Eva.
[16] Em 1997 todos vemos ao nosso redor a era de monstruosidade, a qual em 1960 o Cardeal estava fazendo seu melhor para prevenir. No próprio país do Cardeal, a Itália, a taxa de natalidade tem sido a menor da Europa! O Cardeal não foi ouvido por eles. Será ele ouvido agora? Pink Floyd tem o problema. O Cardeal Siri tem a resposta.

Chip para implantes pode causar câncer, diz estudo


As ações da Applied Digital Solutions e de sua subsidiária de capital aberto VeriChip, que produz um chip de identificação pessoal para implante, caíram acentuadamente na segunda-feira, com a reação dos investidores a uma reportagem veiculada no fim de semana segundo a qual o pequeno aparelho de rádio está associado ao câncer.


Reportagem, da agência de notícias Associated Press, sugeria que a VeriChip e autoridades regulatórias federais norte-americanas haviam ignorado ou desconsiderado os estudos com animais que suscitam dúvidas quanto à possibilidade de que o chip, ou o processo usado para implantá-lo, tenha causado câncer em cachorros e ratos de laboratório.

A VeriChip alegou que não estava informada sobre os estudos mencionados na reportagem, de acordo com o artigo, mas tanto a empresa quanto agências federais de fiscalização norte-americanas afirmaram, na segunda-feira, que dados sobre testes com animais haviam sido considerados durante o processamento do pedido de licença para aplicação humana do implante.
Segundo essas fontes, não existiam estudos cientificamente controlados vinculando os chips à incidência de câncer em cachorros ou gatos, e ratos de laboratório são mais suscetíveis do que seres humanos e outros tipos de animais a desenvolver tumores, em função de injeções de qualquer tipo.

"No momento, não parece haver causa confiável de preocupação", disse Karen Riley, porta-voz da Food and Drug Administration (FDA), a agência federal norte-americana que regulamenta e fiscaliza alimentos e remédios).

Além de causar queda nas ações das duas empresas, a reportagem criou preocupações entre veterinários e operadores de abrigos de animais, já que os proprietários de animais de estimação podem começar a resistir à prática cada vez mais freqüente de implantar chips desse tipo em seus animais, para facilitar localizá-los caso se percam. A maior parte dos animais que se perdem ou escapam e não são localizados pelos proprietários terminam sacrificados.

"Se os chips causam câncer de qualquer tipo, a ocorrência é muito rara comparada à possibilidade de que um animal de estimação se perca", disse o Dr. Lawrence McGill, patologista veterinário do Animal Reference Pathology, um laboratório veterinário de Salt Lake City.

O aparelho de identificação via rádio que leva o nome da VeriChip é um chip revestido de vidro, do tamanho de um grão de arroz. O aparelho porta um número codificado e é injetado no antebraço dos usuários. Nas aplicações hospitalares, o chip fica vinculado a fichas médicas arquivadas em hospitais ou no consultório do clínico que atenda o paciente. Um transmissor de baixa potência que é parte do chip transmite o número de identificação quanto questionado a curta distância por um leitor da VeriChip.

A empresa já demonstrou a capacidade de conectar esse mesmo chip a outros bancos de dados. Por exemplo, casas noturnas começaram a utilizá-los para permitir a entrada de usuários regulares, e a polícia mexicana o emprega para controlar o acesso às suas instalações de alta segurança.

Todas as potenciais aplicações atraíram forte oposição dos defensores da privacidade, que afirmaram que implantar os chips em seres humanos constitui forma muito abusiva de uso da tecnologia de identificação por rádio-freqüência, ou RFID.

Katherine Albrecht, que há muito tempo critica a VeriChip e o sistema RFID, contactou a Associated Press há alguns meses e lhes ofereceu parte dos estudos em que o artigo do final de semana foi baseado. Ela afirmou, em e-mail a seus colegas ativistas, na segunda-feira, que "publicidade negativa como essa é o começo do fim para a VeriChip e seus planos de equipar-nos todos com chips, como se fôssemos embalagens de carne identificadas por código de barra".
The New York Times

Montini, um comunista no Vaticano: URSS deu grande importância a audiência de Paulo VI a movimentos de libertação das colônias portuguesas


Moscovo, 20 Mar (Lusa) - A União Soviética viu com bons olhos a audiência que o Papa Paulo VI concedeu aos dirigentes dos movimentos de guerrilha em Angola, Guiné e Moçambique, em Junho de 1979, considerando a iniciativa um duro golpe no regime salazarista.



***José Milhazes, Agência Lusa***
Moscovo, 20 Mar (Lusa) - A União Soviética viu com bons olhos a audiência que o Papa Paulo VI concedeu aos dirigentes dos movimentos de guerrilha em Angola, Guiné e Moçambique, em Junho de 1979, considerando a iniciativa um duro golpe no regime salazarista.


"Tratou-se de um duríssimo golpe no ditador de Portugal, Salazar, e no ramo português da igreja católica que apoia a guerra dos colonizadores nas colónias", escreveu nas suas memórias Piotr Evsiukov, antigo alto funcionário da Secção Internacional do Partido Comunista da União Soviética e um dos responsáveis pela política soviética em relação às colónias portuguesas.


Piotr Evsiukov, que foi também embaixador soviético em Moçambique após 1975, considerou que essa audiência foi um dos factores fundamentais do êxito da Conferência Internacional de Apoio aos Povos das Colónias Portuguesas, realizada em Roma entre 27 e 29 de Junho de 1970.


"Primeiro, a política de Portugal, país-membro da NATO, foi sujeita a uma dura crítica. Segundo, na conferência participaram Agostinho Neto do MPLA, Amílcar Cabral do PAIGC e Marcelino dos Santos da FRELIMO, que também foram recebidos pelo Papa Paulo VI no Vaticano", escreveu o diplomata soviético nas suas memórias.


A Conferência de Roma foi fulcral para o processo de reconhecimento dos movimentos de libertação nacional pela comunidade internacional.


"Estamos convencidos de que a Conferência de Roma abre uma nova etapa na prestação de apoio material, político e moral de que o nosso povo necessita", declarou, então, Agostinho Neto.


A delegação soviética nessa conferência era constituída pelo professor Igor Blischenko, mais conhecido por "camarada Pedro" entre os dirigentes do MPLA, pelo historiador Vladimir Chubin e por Vassili Solodovnikov, director do Instituto de África da Academia das Ciências da URSS e vice-presidente do Comité Soviético da Organização de Solidariedade com os Países da Ásia e da África.


Após a Conferência de Roma e a audiência do Vaticano, Solodovnikov recebeu autorização dos dirigentes soviéticos de tornar público, através de uma entrevista ao jornal "Pravda", órgão do Comité Central do Partido Comunista da União Soviética, o facto de Moscovo fornecer armamentos e prestar outra ajuda aos movimentos de libertação nas colónias portuguesas de África.


Nessa entrevista, Solodovnikov revelou também que a URSS preparava quadros militares e civis para esses movimentos. Segundo dados dos arquivos soviéticos, em 1963, a URSS prestou ao MPLA uma ajuda no valor de 50 mil dólares norte-americanos, quantia que subiu até 220 mil em 1973. Nesse mesmo ano, o PAIGC recebeu apoios no valor de 150 mil dólares e a Frelimo, 85 mil.


A ajuda material e financeira era canalizada através do Fundo Sindical Internacional de Ajuda às Organizações Operárias de Esquerda, com sede na Roménia.


JM.
Lusa/fim
FONTE: http://aeiou.expresso.pt/gen.pl?p=stories&op=view&fokey=ex.stories/504211

Apostasia: João Paulo II beato? Um santo para os muçulmanos?

O Beijo do Alcorão

Realmente isso é um sinal evidente, para os mais relutantes em aceitar a Tradição, de que as coisas andam mal em Roma. Que exemplo de virtude adquirirão os cristãos com tal ato de "beatificação"?

Na Igreja, sempre foi um sublime costume o de imitar as práticas dos santos. E agora? Beijaremos o alcorão? Rezaremos em Mesquitas ou Sinagogas? É, graças a Deus, somos católicos e, por isso, "sedevacantistas".

Vejamos a notícia:

Información de ABC de España, Mar-18-2009.

Juan Pablo II podría ser beatificado el 2 de abril de 2010, cinco años exactos después de su muerte, según informó hoy el periódico polaco 'Dziennik', que aseguró que la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano ya habría tomado la decisión.A principios de este mes, el cardenal y arzobispo de Cracovia, Stanislaw Dziwisz, aseguró que el proceso de beatificación del Papa Woytila estaba a punto de terminar y que el mismo Benedicto XVI deseaba cerrar el proceso "lo antes posible" porque es "lo que el mundo está pidiendo".El proceso de beatificación de Juan Pablo II se inició el 28 de junio de 2005, dos meses después del fallecimiento del Pontífice y gracias a la dispensa concedida por su sucesor, Benedicto XVI, para que la causa pudiera empezar sin necesidad de esperar a los cinco años de rigor que deben transcurrir entre el fallecimiento de una persona y el comienzo de su causa.

É do conhecimento de todos que João Paulo II disse diversas vezes que nós católicos adoramos ao mesmo deus que os muçulmanos adoram, mas isso é verdade? Alguém que negue o Filho, ainda mais após ter tido o conhecimento da encarnação do Mesmo, pode adorar ao mesmo Deus que nós? Vê-se aí que foi pervertida totalmente a definição católica sobre Deus, que Se revelou a nós. E tudo isso em nome do ecumenismo, de um deus do universo, de um deus impessoal! Este era o deus de João Paulo II, pois uma das características da Fé Catholica é a adesão e a profissão clara de todos os pontos ensinados pela Igreja. Donde vemos que , se alguém professa 99% da Fé Catholica, mas vacila e renega 1%, não pode ser considerado católico.

Sobre o ato de reverenciar a outros livros que a Santa Igreja Catholica não recebe como sagrados, o Papa São Leão IX disse: "Anatematizamos a toda a heresia que se levanta contra a Santa Igreja Catholica e juntamente a quem quer que haja venerado a outras escrituras fora das que recebe a Santa Igreja Catholica." (D.B. 349)

Porventura, recebeu a Igreja Catholica alguma vez ao Alcorão como sendo um livro sagrado?

Pode ser beatificado alguém que beijou reverentemente a este livro sem nunca ter se retratado de tal ato?

Para os que ainda estão se questionando sobre a malignidade de tal ato disponibilizaremos aqui algumas citações do Alcorão:

“Ó fiéis, não tomeis por amigos os judeus nem os cristãos; que sejam amigos entre si. Porém, quem dentre vós os tomar por amigos, certamente será um deles; e Deus não encaminha os iníquos.”
Alcorão, Surata 5,51

“Matai-os onde quer se os encontreis e expulsai-os de onde vos expulsaram, porque a perseguição é mais grave do que o homicídio. Não os combatais nas cercanias da Mesquita Sagrada, a menos que vos ataquem. Mas, se ali vos combaterem, matai-os. Tal será o castigo dos incrédulos.”
Alcorão, Surata 2,191

“Combatei aqueles que não crêem em Deus e no Dia do Juízo Final, nem abstêm do que Deus e Seu Mensageiro¹proibiram, e nem professam a verdadeira religião daqueles que receberam o Livro, até que, submissos, paguem o Jizya.“
Alcorão, Surata 9,29

“E quem quer que almeje (impingir) outra religião, que noa seja o Islam, (aquela) jamais será aceita e, no outro mundo, essa pessoa contar-se-á entre os desventurados.”
Alcorão, Surata 3,85

“Ó adeptos do Livro, não exagereis em vossa religião e não digais de Deus senão a verdade. O Messias, Jesus, filho de Maria, foi tão-somente um mensageiro de Deus e Seu Verbo, com o qual Ele agraciou Maria por intermédio do Seu Espírito. Crede, pois, em Deus e em Seus mensageiros e digais: Trindade! Abstende-vos disso, que será melhor para vós; sabei que Deus é Uno. Glorificado seja! Longe está a hipótese de ter tido um filho. A Ele pertence tudo quanto há nos céus e na terra, e Deus é mais do que suficiente Guardião.”
Alcorão, Surata 4,171

O que dizer de tudo isso? Você beijaria este livro?

A Vacância Absoluta da Sede Romana



P a r t e 1

Uma norma universal de Direito divino


1.1 A Criteriologia da Verdade

Nesta questão gravíssima a primeira e principal coisa é ter um critério de distinção entre verdade e erros, entre certeza absoluta e coisa dúbia e incerta ou errônea. Sem essa Criteriologia já se afasta, “a priori”, a solução de qualquer problema, quer na ordem natural, quer na sobrenatural.
Nada vale um desfile imenso de opiniões se todas são igualmente dúbias, incertas e passíveis de erros. Quem se apega a uma corre o risco de ser um cego, levado para o abismo da perdição eterna por um outro cego.
Se o Vaticano II: “não discrimina por razões religiosas”, na ordem exterior; se ele aí “iguala” (6.7) a verdadeira e as falsas religiões todas; se concede a todos o “direito de não seguir a verdade” (2.9), ele não tem um critério universal de verdade necessária, mas concede a cada um o “critério próprio livre” (11.2). Afasta a verdade universal não livre; afasta a discriminação natural da razão humana entre verdade necessária, igual para todos, por “necessidade de consciência” (Rom. 13.5) e pretende a liberdade psicológica de cada um na frente da razão e na frente da autoridade superior, divina, do único Deus verdadeiro. Tal Concílio “não discrimina” Cristo de Shiva; não discrimina a S.S. Trindade de Alá; não discrimina entre as Escrituras Sagradas, a Bíblia, e o Corão. Nem a ordem sobrenatural da natural.
A razão humana não é livre quando distingue que um ser humano não é um jumento; que um verdadeiro teorema de Geometria não é um falso; que é verdade que 2+2=4 e que é falso que 2+2=9. Nas Ciências físicas naturais as experiências reais sobre as coisas do mundo exterior mostram o que é verdade e o que é erro. Todos sabem que, naturalmente, o fogo queima; que a pólvora explode; que o H2SO4 mata em determinadas quantidades e em condições certas.
Donde o Anti-intelectualismo, afastando o critério universal de verdade necessária e colocando o “critério próprio livre”, como o faz o Vaticano II (11.2), é, liminarmente, uma Filosofia falsa. Ele se move nas trevas dos erros, dos “juízos próprios”, das “sentenças do próprio espírito” (3.10), onde cada um tem a “sua fé” (4.5) e “norma própria” (4.3), e é movido “pelo seu sentimento religioso próprio” (4.9). O livre-arbítrio foi aí colocado na frente da razão, do “criterium veritatis”. Por aí “qualquer fé” levaria à salvação e a “única verdadeira” seria indiferente, seria igual às falsas. Mas é o que pregava a liberdade religiosa da heresia de Lamennais. E é o que prega o Vaticano II. O direito de ação, fundado na verdade e limitado pela verdade, seria estendido para “não seguir a verdade”, para “não aderir” à verdade (2.9). Seria “direito” e moralmente lícito “combater a verdade”, “destruir a única Igreja verdadeira”, a Católica. O Pai da Mentira não ama a Verdade e foi profetizada uma “operação de Satanás”: “a operação do erro” (2 Tess. 2,1-11).
É a razão humana que, por argumentos racionais verdadeiros, leva à Teologia natural, às normas naturais do agir segundo a verdade e à credibilidade da Divindade de Cristo pelos seus milagres, pelas profecias, pela sua doutrina revelando autoridade não humana e confirmada pelos fatos históricos dos milagres.
O Agnosticismo, limitando a razão a fenômenos sensíveis, aparentes, subjetivos e individuais, retira a Ciência necessária e universal, retira o acesso a um Deus verdadeiro único. O Concílio Vaticano I ensina que : pela luz natural da razão, por meio das coisas criadas, conhecidas no mundo exterior, podemos conhecer a existência de um Deus único e verdadeiro” (Dei Filius). E depois, a Revelação divina torna-se crível por sinais exteriores que nos conduzem à Fé universal. Ela não vem só por experiência interior, só por inspiração privada.
Esta repulsa ao “mundo exterior”, substituído por “experiência interior”, leva ao Individualismo da “sentença própria” de cada um (Tit. 3,10-11), regida pela “liberdade” no agir (11.2), sem os limites da verdade universal. Leva às seitas falsamente “tradicionalistas”, que colocam à frente os ritos de São Pio V, enquanto pervertem o conceito de verdadeira religião, de verdadeira Igreja, separando o poder divino do regime válido em um membro da Igreja, do Magistério divino, infalível e certo, de uma fé universal, necessária. A “igreja” dos “Padres de Campos” e dos “Padres de Ecône” tem esse “juízo próprio” individual, livre, oposto à verdade universal sobre fé e heresia, não livre. Onde está a certeza absoluta da doutrina de Mons. Lefèbvre e a de Dom Mayer? Eles “não aceitam” o Magistério dogmático e canônico da Igreja sobre a fé, a jurisdição, a Igreja, e a separação da Igreja pela heresia. O mesmo Agnosticismo livre e individualista do Vaticano II é o deles.
Demonstra-se a fraude e a mentira dos agnósticos: eles não colocam a mão no fogo para provar que a existência dele e as propriedades dele não são certas. Não tomam Cianeto de Potássio ou Ácido Sulfúrico e não colocam a mão em fio de alta tensão para provar a inexistência da verdade universal, absoluta, ou que “o movimento absoluto não pode existir”. O “sistema arbitrário” deles repele o sistema não arbitrário, mas necessário, da verdade. Pela fraude do agnóstico a massa de um mosquito é igual à de um elefante, porque ambos podem ter a mesma velocidade. Por tal fraude os saldos bancários de cada um, dependeriam do arbítrio de cada um.
Por tal fraude a Geometria de Euclides deveria ser mudada pela Geometria arbitrária dos “homens do nosso tempo”. E a Lógica necessária de Aristóteles deveria ser mudada pela “Lógica de regras arbitrárias” de Einstein.
Na Filosofia racional cristã não colocamos a liberdade da vontade na frente dos juízos necessários da razão. E a universalidade dos juízos verdadeiros da razão levam à universalidade dos juízos verdadeiros de Cristo, revelados universalmente para todos os homens, de modo perpétuo e exterior, válidos para o passado e para o futuro, até o fim dos tempos. Diante de Cristo, na sua Igreja, ninguém pode ter critério próprio livre, oposto ao juízo universal divino não livre. Ninguém tem verdade “para si”, com “sua fé” e “norma própria”, “movido pelo seu próprio sentimento religioso”, “ordenando-se a si mesmo por sentença do seu próprio espírito” e por “critério próprio” como escreve o Vaticano II. O Mestre e Legislador divino é um só e, na sua Igreja, até o papa “está subordinado ao Direito divino” e “não pode mudar a Constituição divina da Igreja” (D.S. 3114).
Na Igreja ninguém pode erguer a sua “prudência própria” (Prov. 3,1-5) e ter uma “atitude prudencial e prática” em contradição com os princípios necessários da Lógica racional e da Dogmática imperativa e universal. As seitas de Mons. Lefèbvre e dos “Padres de Campos” fundam-se nessas “opiniões” e “vontades” e em “circunstâncias” ou “situações” variáveis “em função do tempo” e sem a perpetuidade e universalidade da verdade.
Contra a sentença universal da Igreja, nem São Jerônimo, nem Santo Agostinho, nem Santo Tomás erguem o seu “juízo próprio” e a “sentença do seu próprio espírito” (3.10).
Donde nesta questão da vacância da Sede de Pedro, por defecção pública na fé, nada vale, absolutamente, a “opinião” de um Bellarmino ou de um Cajetanus, de um Suarez ou de um Billot; de um Bouix ou de um Dom Mayer, de um Mons. Lefèbvre ou de um Guerard de Lauriers. Aqui só vale o Direito divino interpretado pelos papas e Concílios; aqui só valem as Bulas, as encíclicas e o Direito Canônico.
Escreve aqui Santo Tomás: “Depois que algo foi determinado pela autoridade da Igreja, se alguém pertinazmente resistir a ela, será julgado ser herético” (S.T. 2-2,11,2, ad 3). “Quem não quiser ser, ou ser tido por herético, escreveu São Máximo, que satisfaça não a este ou àquele, pois isto é inútil e supérfluo; mas que corra para a Sede Romana; uma vez satisfeita a esta, todos tê-lo-ão por pio e ortodoxo, de modo comum” (Carta a Pedro).
Isso se funda em São Paulo: “Ainda que nós mesmos, ou um anjo do céu, vos pregue além do que recebestes, seja anátema” (Gal. 1,8-9). Eis a situação de Dom Mayer, Mons. Lefèbvre, Montini, Wojtila, Ratzinger e de seus seguidores.
“Quem desligar o que a Igreja ligou, destrói-se a si mesmo e não a ela”, ensinou São Gregório Magno (D.S. 472).
“Nós não temos por católico o que aparecer como contrário ao que já foi fixado antes (pela Igreja)”, ensinou São Celestino I (D.B. 142).
“A Sede Primeira não é julgada por ninguém (...); nem por todo o clero e nem pelo povo”, ensinou São Nicolau I (D.S. 638).
A sentença da Sede de Pedro: “não deve ser retratada por ninguém; para ninguém é lícito julgar sobre ela”, ensinou o Vaticano I (D.S. 3063).
A doutrina Católica não vem do “consenso” dos homens, ensinou o Vaticano I (D.S. 3074).
Por isso o número de votos livres de bispos do Vaticano II, sendo contrários à verdade universal do Magistério dogmático universal da Igreja, como no caso da “norma da liberdade religiosa” (15.6), já condenada por múltiplos papas e Concílios, é totalmente nulo e inválido e só fez “separar-se da Igreja, pela natureza do seu delito”, (D.S. 3803) quer ao Concílio, quer aos bispos que, conscientemente e volitivamente, emitiram tais votos.
Tais padres conciliares, desviados da fé universal, quiseram conservar o nome de “católicos”, enquanto mudavam o credo infalível, universal, que devia e deve ser “perpetuamente conservado” (Vaticano I – D.S. 3020), sem “outro sentido” (D.S. 3043).
No século VII a verdade absoluta da fé não estava com o papa Honório e com os patriarcas ligados doutrinariamente a ele. Ela estava com São Sofrônio e com os ligados a ele. No VI Concílio as Cartas de Honório foram queimadas e a de São Sofrônio foi louvada como pia e ortodoxa.
Os Mártires da Fé, como São Máximo, que teve cortada a sua mão direita e a sua língua por isso, repeliram a união com os hereges, como os da Sede de Constantinopla, porque, conservando ela o nome de “católica” não conservou ela a integridade da fé universal católica.
Donde, no presente caso, que ninguém erga a “autoridade” de um Montini, ou Wojtila, ou Ratzinger, contra a fé universal necessária da Sede de Pedro. Que ninguém erga a “autoridade” de um Bellarmino, ou Albert Pighi, ou Billot, ou Suarez, ou Cajetanus, ou Bouix, contra a Sede de Pedro.
Que ninguém erga a “autoridade” de um Dom Mayer, ou de um Mons. Lefèbvre, ou de um Guerard de Lauriers, ou de um obscuro monge daqui ou dali, contra a Sede de Pedro.
Mas que todos vão atrás da autoridade de São Símaco, do papa Vigílio, de São Leão II, de Adriano I, de Adriano II, do V Concílio, do VI Concílio, do VII Concílio, do VIII Concílio, de Inocêncio III, de São Martinho, de Paulo IV, de São Pio V, da Profissão de Fé “Fides papæ”, do Cânon “Si papa”, de Leão XIII, de Pio XII e do Direito Canônico com sua “lei definida”.
Donde, tudo que fizeram ou fazem esses “papas” é “inválido”, ensina São Martinho, condenando quem afirme o oposto (D.S. 520); “nihil actum est”, diz Santo Tomás, o maior teólogo da Igreja (S.T. 2-2,39,3). Quem “não aceita” isso, como escreve Mons. Lefèbvre: “seja condenado” afirma o Concílio de Latrão de 649, Cânon XVIII.
E que ninguém diga que isso é Direito antigo “abrogado”. Ninguém abroga o Direito divino e este Direito divino estabelece que o fiel: “não pode ser julgado perante os iníquos, mas só perante os santos” (1 Cor 6,1). E o mesmo Direito divino reitera que: “O homem espiritual julga a todos, mas ele não é julgado por ninguém” (1 Cor 2,15). Isto é, ensina Bonifácio VIII: a Sede de Pedro julga a todos, mas não deve ser julgada pelo povo ou pela Igreja. Não é o herege o juiz da Igreja; é a Igreja que é o Juiz do herético.
O Magistério vivo do erro, deve ser impedido; ele não é o Juiz do Magistério vivo da verdade, do papa fiel, subordinado ao Direito divino, universal e necessário. O fundamento firme e único da Igreja não é pessoa humana, enquanto dotada de livre arbítrio; não é a pessoa humana enquanto tem “juízo próprio” e “critério próprio”, oposto ao juízo divino da fé universal, comum a todos. É somente o papa fiel, subordinado ao Magistério universal da Igreja, transcendente aos tempos e às cabeças humanas dos papas do passado e do futuro (V Concílio). O Símbolo da Fé é esse fundamento firme e único (Trento, D.S. 1500) da Igreja.


1.2 Duas premissas absolutamente certas

Depois do Vaticano II, que acusou a Igreja de ser: “contrária ao espírito evangélico” (12.3), e de ter “erros”, um silogismo racional leva à conclusão absolutamente certa, da vacância da Sede de Pedro após esse Concílio. Nele temos duas premissas. A primeira doutrinária e normativa, universal e necessária, infalível, com a infalibilidade da própria Igreja Católica, dogmática como lei “definida” pela Igreja: “por defecção pública na fé universal, todo e qualquer cargo de jurisdição ordinária está vacante, pelo próprio fato, sem qualquer outra declaração ou providencia de Direito ou de fato”. “O Direito público da Igreja admite” que, necessariamente, quem defeccionou publicamente na fé, separou-se necessariamente da Igreja e renunciou ao cargo que antes nela ocupava; isso mesmo sem uma renúncia expressa. Existe aí uma renúncia tácita à Igreja Católica verdadeira, pela natureza do delito de separação da unidade universal de fé, comum a todos os membros da Igreja, em todos os tempos e lugares. A unidade de regime, de poder de jurisdição é inseparável da unidade de fé e nela se funda (D.S. 2888).
A outra premissa do silogismo é o fato concreto e singular do delito público contra a fé ocorrido no Concílio Vaticano II; a assinatura pública.de vários “documentos”, com doutrinas diretamente contrárias ao Magistério universal da Igreja, “doutrinas novas” que nenhum papa pode pregar (D.S. 3070); com “evolução da doutrina” (1.11) em sentido oposto ao sentido tradicional, universal, necessário e que “deve ser retido perpetuamente (D.S. 3020), sem mudança (D.S. 3043)”.
Essas “doutrinas novas” são as da Revolução Francesa: a da liberdade agnóstica, promíscua, com o “direito de não seguir a verdade” (2.9), com “igualdade jurídica” entre verdade e erros, “sem discriminação por razões religiosas” (6.7), rompendo a verdade universal necessária e colocando cada pessoa individual com “juízos verdadeiros para si” (3.3), “sua fé”, suas “normas próprias”, “seu critério próprio”, com “sentença do seu próprio espírito” (3.10) e “juízo próprio” (Tit. 3,10-11), coisa contra o Direito divino, contra a “necessidade de consciência” (Rom. 13.5). Tal fato se completa por uma “união” agnóstica entre fiéis e infiéis (1 Cor 6,14-18) “entre si” e com um poder supremo colegiado de “representantes” do povo e das igrejas (Rom. 13.1), contra a monarquia de Direito divino (Lc. 22.32) e contra o poder supremo dado “só a Pedro” (Mt. 16.18).
Afastado assim o único Deus verdadeiro nesse “novo humanismo”, aparece o “culto ecumênico”, onde quem o celebra é o homem, o povo; onde a forma é ecumênica; e onde o “deus” para o qual se oferece esse culto é ecumênico, “o mesmo deus” de religiões de credos opostos por contradição.
São doutrinas sem a “forma única” (5.3) da verdade universal, mas com a pluralidade dos “desejos” e “vontades” múltiplas dos homens (15.1-1.5), variáveis com os tempos.
A premissa maior é infalível pela infalibilidade da Igreja (D.S. 3074). E a menor também é infalível por ser a oposta à verdade universal infalível, sendo por isso necessariamente falsa, como o definiu Leão X (D.S. 1441). A verdade e os erros necessariamente se excluem. E Pio XI já ensinou que o Ecumenismo “é uma falsa religião cristã” (Mortalium animos).
Sendo assim – o que quer que seja do foro interno desses autores dos erros, ao qual só Deus julga – no foro externo, “público”, o Direito divino (Tit. 3,10-11) e o da Igreja (Cânon 2315) presumem que eles “devem ser tidos por heréticos”, pois “quem não ouve a Igreja deve ser tido como pagão” (Mt. 18,17). Há presunção de dolo (Cânon 2200,2).
Vejamos o silogismo:
Premissa maior: Se o clérigo defeccionar publicamente na fé católica, qualquer cargo está vacante, “ipso facto”, “sine ulla declaratione”.
Premissa menor: Ora, os papas do Vaticano II defeccionaram publicamente na fé católica.
Conclusão: Logo, os seus cargos estão vacantes, “ipso facto”, “sine ulla declaratione”.
Prova-se claramente a norma universal: é do Direito divino, a fé é universal, comum a todos, papas, bispos, sacerdotes e leigos. É comum a toda a Igreja terrestre; é imutável e perpétua; o papa “está subordinado ao Direito divino” (D.S. 3114). Não existe exceção quanto a pessoas, quanto a cargos de direção e de docência na Igreja; nem no tempo; nem no espaço. A fé divina e católica deve ser crida por todos e “omnia credenda sunt” que está escrito na palavra de Deus, que está contido na Tradição e que é ensinado pelo Magistério universal da Igreja, solene ou ordinário, como coisa revelada (D.S. 3011). Donde o delito de heresia é contra a universalidade da Fé, é contra a unidade da Igreja como “um corpo conexo e compacto” (Ef. 4,15), sem variação “em função das circunstâncias concretas”, como o escreveu Dom Castro Mayer (80); sem variações por uma “Lógica das circunstâncias” ou “Lógica da Caridade”, como o escreveu Mons. Marcel Lefèbvre, antepondo a sua “prudência própria” (Prov. 3,5) à verdade do Direito divino.
O papa não tem poder para mudar o Direito divino, como, de modo inepto, escreveu um lefèbvrista, professor de Seminário de “humanistas”, na Argentina. A universalidade da fé está por cima dos “juízos próprios” (1.2) de cada um; é o inverso da “transcendência” desse “juízo próprio” sobre a “ordem terrestre e temporal das coisas” como quer o Vaticano II (3.10).
A “Civilização moderna”, da “nova idade” aumentou o número de inimigos de Cristo, pelo Agnosticismo, disse-o São Pio X. E por isso o Vaticano II segue os “desejos” (1.5) e “vontades” (15.1) dos “homens nesta nossa idade” (1.1), “deste novo tempo”, como escreveu o Sr. Montini; querendo a “nova ordem dos séculos” da Maçonaria, do “olho de Osires”, deus dos Infernos.
Quem “não aceita” essa norma imutável da fé, “deve ser julgado herético” (Santo Tomás, S.T. 2-2,11,2 ad 3), porque “quem não crê já está julgado” (Jo 3,18).
A premissa menor refere-se ao fato concreto da defecção na fé, separando-se da fé universal (D.S. 639) pelas “doutrinas novas” (D.S. 3070) de papas e bispos do Vaticano II, pregando a “norma da liberdade religiosa” (15.1), oposta à norma da necessidade da verdade religiosa. Bispos do “Cœtus internationalis Patrum” no Concílio e outros bispos, sacerdotes e leigos, depois do Concílio, mostraram que: “A Revelação divina não afirma” (9.3) tal “direito à liberdade religiosa”, “para não seguir a verdade” (2.9), como pretendeu o Concílio. Mostraram que “a Igreja fiel à verdade evangélica” (12.1) não é a Igreja “nova”, mas aquela que o Concílio afirma ser: “contrária ao espírito evangélico” (12.3). Houve aí uma inversão sobre qual das duas é “a única verdadeira religião” (1.7), “conforme com a verdade e a Justiça” (1.5). A tradicional vem da Revelação divina exterior, de Cristo; a nova vem da “mente dos homens” (12.4) e da“razão humana” (9.1). Inverteu-se aí a verdade e os erros, a luz e as trevas, a Igreja verdadeira e as falsas, a hierarquia entre Deus e o homem como predisse Isaias (Is. 5,20).
Afastou-se aí a universalidade da verdade pela “atualidade” do Magistério oposto dos erros; pelo Individualismo de “experiências” privadas (9.1), de “sentimentos religiosos” (4.9), de “verdades de cada um para si” (3.3), com “sua fé” (4.5), “normas próprias” (4.3), “sentenças próprias” (3.10) e “critério próprio livre” (11.2).
Agora a “liberdade psicológica” individual (2.9), gera “atos interiores voluntários e livres” (3.8) pelos quais “cada um ordena-se a si mesmo direto para Deus” (3.7), de “modo ativo” (10.4), “participando da lei divina” (3.2), como “ordenante de si mesmo por sentença do próprio espírito” (3.10), sem a “coação interior” do Direito divino, da “necessidade de consciência” (Rom. 13.5), e sem a “coação exterior” (2.7), do ministro de Deus contra os maus (Rom. 13,3-7).
A autoridade da Sede de Pedro foi aí afastada (D.S. 3056). Donde o Concílio e seus papas não a têm. Eles “se separaram da Igreja pela natureza do seu pecado” (D.S. 3803). Donde o Concílio se funda só na “vontade dos homens da nossa idade” (15.1), nos “desejos” (1.5) dos inimigos da verdade e da vontade de Deus. Donde não é a Igreja de Cristo.
Donde, “ipso facto”, qualquer que seja o número dos inimigos de Deus, qualquer que fosse antes o cargo deles – papas, bispos, padres e leigos – eles já não têm, de modo algum, a autoridade divina da Sede de Pedro, da única verdadeira Igreja Católica, com unidade de fé e de regime e de culto.
A premissa maior, universal, é infalível. A premissa menor é atestada pelos próprios inimigos da Igreja: “A Revelação divina não afirma esse direito” (9.3).
Pio XII já interpretou, de modo absoluto, a natureza do verdadeiro “direito”: “o que não corresponde à verdade e à lei moral, não tem, objetivamente, nenhum direito à existência, à propaganda e à ação”. “É a negação incondicional de tudo o que é religiosamente falso e moralmente mau. Sobre isso jamais existiu ou existe para a Igreja vacilação alguma, pacto algum, nem na teoria, nem na prática. Sua atitude não mudou no curso da História, nem pode mudar...” (Ci riesce).
Donde a doutrina, a Moral e o Direito “reformado” da “nova igreja católica”, da “Situationsethik” moderna; “está tão fora da Fé e dos princípios católicos que um menino que conheça o seu Catecismo o verá. A doutrina e lei universal, compreende, intencionalmente, todos os casos nos quais se verificam os seus conceitos. E ela o faz com uma Lógica tão concludente que a consciência de um simples fiel percebe, imediatamente, e com plena certeza, qual a decisão a tomar”. (Pio XII, Aloc. de 18.04.1952).
As obrigações universais valem para todos os homens e para todos os casos. Elas se fundam na essência do homem e na essência da ordem sobrenatural. Fundam-se nas relações entre o homem e Deus, o homem e outros homens, o homem e a família e o Estado e a Igreja. Em nenhuma situação ou circunstância concreta é lícito negar ou “não aceitar” a fé ou a lei universal fundada na essência da fé da Sede Apostólica.
Donde a “atitude prática” de Mons. Lefèbvre, fundada na “sua prudência própria”, na sua “Lógica das circunstâncias” e a atitude de Dom Mayer, mudando a lei divina e da Igreja “em função das circunstâncias concretas” (280), é uma clara e patente negação da fé universal e da lei universal definida pela Igreja e imposta pelo Cânon 188,4, no Direito Público.
De modo genérico essa lei universal da Igreja se demonstra por todas as fontes da fé universal: as Sagradas Escrituras, a Tradição, o Magistério doutrinário e o Magistério Canônico da Igreja: Concílios, bulas, encíclicas, condenações do papa Honório, profissões de Fé, História da Igreja e a Teologia de Santo Tomás de Aquino. Esses ensinamentos destroem os argumentos da “Fraternidade” e dos “Padres de Campos” e de seus líderes. Eles silenciam nas trevas. Afastam-se dessas fontes divinas da Igreja.
De modo genérico também a premissa menor se prova por todos os documentos do Concílio Vaticano II e de suas “reformas”. Eles foram assinados e defendidos por seus papas e bispos, apesar das advertências de outros bispos e fiéis quanto ao Magistério universal dos outros papas. Eles não removeram a suspeita inicial de heresia. Não basta confessar, igualmente, duas sentenças opostas: é necessário condenar e excluir as falsas. Pseudo-tradicionalistas repeliram a Tradição, as Escrituras, o Magistério universal e se declaram “em união” com os outros hereges públicos.
Mudaram tudo: as verdades do crer e as normas do agir: o Catecismo, o Direito, a Missa e os Sacramentos, as orações que continham a Tradição. Quiseram “fórmulas inteiramente novas” na Missa. Sustentam “movimentos” perversos, totalmente heterodoxos (focolarini, neocatecumenato), com Seminários próprios, formando “novos padres”. A Democracia agnóstica das “comunidades eclesiais de base”, de leigos, de “conselhos de presbíteros” nulos, de “conferências de bispos” nulos, de “representantes das igrejas” nulos, com “concílios periódicos”, forma o “poder supremo colegiado” e transforma o Vigário de Cristo em “Vigário do povo”, onde o poder vem do povo e não “imediato” de Deus (D.S. 3053).
A individualização “livre” da verdade (3.3) e a mudança da verdade “em função do tempo” (Sr. Ratzinger, Pr. de Teol. Cat., p. 16), destrói a “nova igreja católica” como “falsa religião cristã” (Pio XI – Mortalium animos).
O Vaticano II mente quando diz ser “Igreja fiel à verdade evangélica” pregando a liberdade religiosa (12.1) e o “dever de ser conduzido por critério próprio e de gozar de liberdade” (11.2). A verdade é universal e não individual, de “cada um para si” (3.3). A Fé e a Moral são universais (D.S. 639). “A necessidade de consciência” (Rom. 13,5) opõe-se à liberdade de consciência, condenada por Gregório XVI (Mirari vos) e Pio IX (Quanta cura).


1.3 As Sagradas Escrituras e a vacância da Sede de Pedro

O Magistério da Igreja, infalível, interpreta as Escrituras sagradas quando afirma a vacância da Sede de Pedro pelo delito público de heresia. Vejamo-las:
O povo eleito, hebreu, do Antigo Testamento, é a figura da “plebs tua sancta”, do povo de Deus, que a Liturgia católica refere na Missa. Ela separa o povo santo do “povo não santo” (Salmo 42), servo do Demônio, inimigo de Deus. São Paulo repele a identidade de “jugo” entre o fiel e o infiel (2 Cor 6,14-18). O infiel está sob o jugo do Demônio.
No Deuteronômio diz o Senhor:
“Não terás, na minha presença, deuses alheios” (Deut. 5,7); “não adorarás e não cultuarás a eles” (Deut. 5,9). Está aí a condenação plena do Ecumenismo, do “culto ecumênico”, onde cada um tem “a sua fé” (4.5) e “normas próprias” (4.3), seu deus, de modo livre (11.2). Esse mandamento de Deus não é livre.
“Não poderás tornar rei a um homem de outro povo, que não seja teu irmão”, preceituou Deus (Deut. 17,15). Aí está claro o preceito divino: o herético, não “irmão na fé”, não pode ter na Igreja o poder de regente supremo do “povo santo” de Deus. São Paulo repete isso (1 Cor 6,1).
O mesmo Deus que preceituou o amor do próximo, Ele mesmo, quando os hebreus adoraram o bezerro de ouro, preceituou através de Moisés: “Mate cada um ao seu irmão, ao seu amigo, ao seu próximo” (Ex. 32,27). E 23.000 hebreus aí foram mortos. “Não reverencies o teu próximo na sua queda; não retenhas a palavra no tempo da salvação” (Eccl. 4,27).
Quando os hebreus pediram a Samuel um rei: “como têm os outros povos”, os pagãos, respondeu Deus a Samuel: “Não foi a ti, porém a Mim, que eles rejeitaram, para que Eu não reine sobre eles (...); afastaram-se eles de Mim; serviram a deuses alheios”. “Deus não vos ouvirá porque pedistes para vós um rei”. Concedeu-lhes Deus que escolhessem apenas a pessoa que os regeria, mas reservou para Si o dar: “o Direito do rei”, o “jus Regis” (Sam. 4-19). Passagem instrutiva da escolha humana da pessoa que regerá com o poder divino, porém “subordinada ao Direito divino” (D.S. 3114), sem poder mudar a doutrina e a lei universal imperativa divina.
Sobre os governantes pagãos, alheios ao Direito divino, disse Deus através de Oseias: “Eles reinaram, mas não por Mim; eles foram príncipes, mas Eu não os conheci” (Os. 8,4). Eis a diferença entre o “ministro de Deus” cristão, fiel e o infiel. Sobre a Igreja fiel disse Deus através de Oseias: “Eu desposarei a Ti, para Mim, na Fé” (Os. 2,20). Donde, sem a fé; o governante deve ser tratado “como pagão” (Mt. 18,17). E essa fé é universal, comum a papas e aos seus inferiores todos, clérigos e leigos (D.S. 639).
Donde se um papa, livremente, separa-se da fé universal: “Quem não crê já está julgado, porque não acreditou no nome do Filho unigênito de Deus” (Jo 3,18). Ninguém tem o “direito” de não acreditar no Filho de Deus que provou a sua Divindade. Donde a liberdade de consciência do Vaticano II é contra a “necessidade de consciência” pela qual todo homem deve ser subordinado à autoridade divina de Deus (Rom 13,1-5). Essa fé é “divina e católica” (D.S. 3011).
Donde quando Cristo afirmou a Pedro: “Sobre esta pedra edificarei Eu a minha Igreja e as portas do Inferno não prevalecerão sobre ela” (Mt. 16,18) estava falando diretamente sobre a sua Igreja e sobre Pedro enquanto membro principal dela (D.S. 3804), enquanto membro de Cristo e membro dos outros fiéis, entre si. Estava falando da “fé da Sede Apostólica”, da “Sede de Pedro”, do cargo papal, da “Cátedra da Verdade” que os papas aceitam livremente e à qual podem livremente renunciar, como o fez Celestino V. A pessoa individual, com sua liberdade para cumprir ou não o dever de crer, não é a verdade universal, comum a todos, na qual ele deve crer. Tal liberdade de agir é intrínseca ao exercício do dever; mas a verdade do ser é universal, necessária e não livre.
Afirmou Cristo a São Pedro: “Eu roguei por ti para que a tua fé não desfaleça. E tu, uma vez convertido, confirma os teus irmãos” (Lc. 22,32). Falou a Pedro enquanto “convertido” para a fé universal, comum a todos os “irmãos” na fé universal. Essa fé universal não está subordinada ao livre arbítrio de cada um; mas a conversão de cada um para a verdade universal está. Não retirou de Pedro e de todos o livre arbítrio no cumprimento do dever de crer. Antes de confirmar os irmãos na fé, Cristo exigiu de Pedro a conversão e um tríplice ato de amor e de fé. Por isso os papas ligam essa infalibilidade de verdade ao cargo de Pedro, à Igreja, ao exercício desse cargo pelo papa fiel, membro da Igreja, sem retirar o livre arbítrio do papa no ato de cumprimento do dever de crer ou no ato oposto de não crer. Pedro converteu-se livremente para a Igreja de Cristo, na qual ele ocupa livremente o cargo de regente e de docente principal (D.S. 3804).
Por isso disse também Cristo: “Se alguém não ouvir a Igreja, seja ele para ti como um pagão e um publicano” (Mt. 18,17). Isto é, se alguém não ouvir primeiramente ao Magistério universal da Sede de Pedro, à verdade universal infalível, seja ele, para todo e qualquer fiel, como um infiel, separado da Igreja, como um pagão, como um “já condenado” por Deus, como um subversivo que ergue o seu juízo próprio contra o juízo infalível de Deus. Ele não será membro visível da Igreja; não confessa publicamente a fé comum a todos os irmãos na fé, a fé da Sede de Pedro.
São João complementa essa doutrina: “Se alguém vem a vós e não trás esta doutrina, não o receba em casa, nem o cumprimente, porque quem o cumprimenta se une às suas obras más” (2 Jo 9-11). Logo, todo aquele que professa doutrina nova, não idêntica à recebida da Sede de Pedro, infalível, é infiel e não deve ser recebido em nossa casa, nem deve ser cumprimentado como a um irmão na fé, membro da Igreja. A obra dele é má e o fiel não pode ter comunhão com os agentes do mal, agir “una cum” em relação aos hereges.
São Paulo escreveu a Tito: “Evita o homem herético – depois de uma ou duas correções – sabendo que ele é subversivo, que ele peca, que está condenado pelo seu próprio juízo” (Tit. 3,10-11).
É evidente que o dever de “evitar” o herético, de “não recebê-lo em casa” fundado no fato de ser ele subversivo e de já estar condenado por Deus, pelo delito de não crer na verdade universal, opondo a ela o seu “juízo próprio” individual, pessoal, mostra que todo herético não pode ser princípio visível da unidade de fé e de regime na Igreja, como o é o papa fiel (D.S. 3051). O “subversivo” não está unido a Cristo e à Igreja como os demais membros fiéis da Igreja (D.S. 3805). Está contra Cristo.
São Paulo escreveu aos gálatas: “Ainda que nós mesmos ou que um anjo do céu vos pregue um outro evangelho diverso daquele que nós pregamos (...), além daquele que vós recebestes, seja anátema. Não seguimos a homens, mas a Deus” (Gal. 1,8-10). Afirma aí a inalterabilidade do Evangelho de Cristo, sua universalidade através dos tempos, sua imutabilidade por seres humanos, mesmo pelos Apóstolos de Cristo, como ele e São Pedro, mesmo por um anjo do céu, porque nós não seguimos a seres humanos, mas nós seguimos a Deus, infalível, Cabeça única da Igreja de Cristo. O papa não é uma outra Cabeça da Igreja; é apenas o Vigário da única Cabeça divina, subordinado a ela (D.S. 3114), que não pode ser “subversivo” e “herético”, separando-se da Igreja por sua vontade. Quem assim pecou deve ser também “anatematizado”, isto é, deve ser separado da Igreja de Deus.
Escreveu São Paulo aos coríntios: “Não leveis o jugo com os infiéis”, isto é, separem-se dos que estão separados do grupo dos fiéis. Porque não existe: “participação entre a justiça e a iniqüidade”, são coisas opostas; não existe “sociedade entre a luz e as trevas”, uma exclue a outra; não existe “convenção” entre Nosso Senhor Jesus Cristo e o Demônio, Belial. Não existe “parte” entre fiel e um infiel; um tem a vida sobrenatural, o outro está morto pelo pecado. Não existe “consenso” entre o Templo de Deus e os templos dos ídolos, que são templos dos demônios. Nós, os fiéis, “somos templos do Deus vivo”, Deus “habita em nós”, Deus “anda entre nós”; Ele é “o nosso Deus” e não os ídolos; nós somos “um povo para Deus” e não os infiéis. Donde a ordem divina: “Saí do meio deles e sejam separados”. “Não toqueis o que é imundo”. Se assim for: “Eu, Deus, vos receberei, serei Eu um Pai para vós, e vós sereis para mim filhos e filhas”. É a “palavra de Deus onipotente” (2 Cor 6,14-18). São palavras claríssimas: “Sejam separados”.
Escreveu São Paulo aos coríntios: “O homem espiritual julga todas as coisas; mas ele próprio não é julgado por ninguém” (1 Cor 2,15). Isto é: os filhos da Igreja não são julgados pelos infiéis, pelos pagãos e pelos hereges. A Igreja não é julgável pelos budistas ou maometanos, pelos luteranos ou pelos batistas. É ela que tem na Terra o Juiz supremo, ao qual, por necessidade de salvação, toda criatura humana deve submissão. Por isso diz o mesmo São Paulo aos romanos: “Toda alma seja submissa aos poderes mais elevados; porque não existe poder senão vindo de Deus e os que existem foram ordenados por Ele. Quem resiste ao poder, resiste à ordenação de Deus e quem resiste adquire a condenação para si” (Rom. 13,1-2). Ora, o herege “já está julgado” (Jo 3,18) e “condenado” (Tit. 3,10-11), por ser subversivo, por resistir à unidade de fé; logo ele não tem o poder divino que Cristo deu para ligar na Terra o que Ele liga nos céus (Mt. 16,19-20).
Escreveu São Paulo aos efésios: “Cristo é a Cabeça: é por Ele que todo o corpo, conexo e compacto, por meio de toda junção de subministração, opera na medida de cada membro, causando o aumento do corpo na edificação de si na Caridade” (Ef. 4,15-16). Ora, o herético separou-se do corpo conexo e compacto, de uma só fé, separou-se de Cristo pelo seu pecado. Logo, não é membro principal da Igreja.
Este exame das Escrituras, não é um livre-exame porquanto, no capítulo seguinte, veremos que tal é o Magistério da Igreja quer doutrinário, na ordem do crer, quer normativo ou canônico, na ordem do agir. Aqui apenas mostramos a abundância de textos da Revelação divina nos quais se funda o Magistério da Igreja. Pelo Direito divino o herege público deixa vacante o seu cargo, separando-se da Igreja pela natureza do seu delito.
1.4 O Magistério infalível da Igreja ensina vacância do cargo papal por heresia pública

A Revelação divina é interpretada pelo Magistério universal da Igreja de modo infalível. Ele não é a opinião de um teólogo. É a norma universal da fé ortodoxa. Ele prova, doutrinariamente, que, por delito público de heresia, qualquer cargo da Igreja, seja papal, seja não papal, está “ipso facto” vacante. Desde o começo da Igreja até Pio XII esse é o Magistério universal.

Dividimos as citações desse Magistério em três partes:

A- Sobre o delito de heresia em geral.
B- Sobre o delito de heresia num papa.
C- Sobre o delito de heresia no papa Honório.


A- Sobre o delito de heresia em geral

1- Carta do papa São Celestino I – Na época da heresia de Nestório, escreveu este papa ao bispo João, de Antioquia, sobre um outro bispo que havia sido deposto por Nestório, por não seguir a heresia dele: “É evidente que esse bispo permanece em comunhão conosco, porque não consideramos como deposto quem foi privado do cargo episcopal ou clerical por Nestório ou pelos bispos que o seguiram depois que eles começaram a pregar a heresia. A sentença de quem já se manifestou como devendo ser deposto, não pode depor a quem quer que seja”.

2- Carta de São Celestino ao clero de Constantinopla: “A autoridade da Sede Apostólica determinou que não são considerados como depostos ou como excomungados os bispos ou clérigos ou os simples cristãos depostos ou excomungados por Nestório ou pelos seus seguidores, depois que eles começaram a pregar a heresia. Quem, pelos seus ensinamentos, defeccionou na fé, não pode depor ou expulsar (da Igreja) a quem quer que seja” (Concil. Oecum. Decreta, Bologna, MCMLXXII, J. Alberigo –3ª ed.). Por essas duas cartas papais fica evidente a retirada do poder de jurisdição ordinária de qualquer autoridade eclesiástica, por defecção pública na fé.

3- Concílio de Éfeso – Promulgou ele a norma: “Se um bispo metropolitano estiver afastado deste Concílio universal e ligado ao Concílio da Apostasia (...) não poderá ele prevalecer sobre os bispos da sua região. Por este Concílio são tornadas nulas, em toda a comunhão da Igreja, as suas ações. Ele estará subordinado (subjacebit), em todas as coisas, aos bispos da sua região e aos metropolitanos das regiões limítrofes que julgam de forma ortodoxa para que seja totalmente privado do seu grau episcopal”. “Quem, de qualquer modo, quiser mudar as coisas feitas por este Concílio, se for bispo ou clérigo, esteja fora de qualquer grau próprio e, se for leigo, esteja privado da comunhão” (Conc. Oecum. Decreta, ibidem).

4- O V Concílio Ecumênico, sob o papa Vigílio – Ele refere abundantemente o Direito divino para ensinar a natureza do delito de heresia: Jo 3,18; Gal 1,8-9; Tit. 3,10-11; 1 Cor 6,14-16; Mt. 16,18; Os. 2,20; 1 Cor 8,6; 1 Tim 2,5; Os. 14,10; Ps. 140,4; Ac. 16,1-3; Gal 5,2; Is. 5959,4-5; Jo 4,44; Is. 50,11; Tit. 1,9; Is. 40,2; Os. 10,12. Os efeitos da heresia valem universalmente para uma condenação “post-mortem”, para o passado e para uma condenação para os futuros que ainda não incidiram mas incidirão, na mesma heresia: “A Igreja condenando a um, condena a todos, universalmente, que incidiram ou que incidirão no mesmo delito”. E sobre a natureza desse delito expõe: “O ímpio, embora não receba verbalmente de alguém o anátema, contudo, em razão da sua impiedade, separando-se ele a si mesmo da vide verdadeira, pelo mesmo fato, inflige ele a si mesmo o anátema”. Eis o efeito da auto-separação de uma pessoa da unidade de fé ou do regime verdadeiro, da verdadeira Igreja. A separação da verdade universal pelo juízo próprio do herético, retira a pessoa da unidade da Igreja, do Corpo visível da Igreja, mesmo sem sentença declaratória ou condenatória de outras autoridades da Igreja.

5- O Concílio de Latrão, de 649, sob o papa São Martinho decretou: “Se alguém, segundo os Santos Padres e em igual fé conosco, não anatematiza, de coração e oralmente, a todos os nefandíssimos hereges que a santa Mãe, a Igreja, repele e anatematiza, junto com os seus ímpios escritos, até a um só acento (...), cujas doutrinas são fruto de uma operação diabólica; e se alguém tem por condenado ou por deposto os temerariamente condenados ou depostos por eles (...), por não crer como eles, mas por confessar conosco as doutrinas dos Santos Padres (...); e se não julga que eles são ímpios e que nisto os seus juízos são detestáveis e que são vazias, inválidas e sem força as suas sentenças, ou antes, execráveis, profanas e reprováveis, este seja condenado” (Cânon XVIII; Mansi, vol. 10,11).

6- No IV Concílio de Latrão, em 1215, sob o papa Inocêncio III, o Cânon 69 assim decretou: “É bastante absurdo que um blasfemo contra Cristo exerça a força do poder sobre os cristãos, como providamente estabeleceu o Concílio de Toledo...” (C.O.D.266).



7- Paulo IV, em 1559, na Bula “Cum ex apostolatus”, “decretou e definiu”, “por Constituição perpetuamente válida” que: “ipso facto, sem qualquer outro procedimento de Direito ou de fato, são privados inteira e totalmente de voz ativa e passiva e de toda autoridade e cargo eclesiástico, todos e cada um dos bispos, cardeais, reis, imperadores, que no passado se desviaram da fé, ou que no futuro incidirem em heresia. São inabilitados e incapacitados para os cargos. E a vacância do cargo deve ser extinta por escolha de um Sucessor. E os defensores dos heréticos também estão fora dos cargos. E a eleição de um herético “será nula, inválida e vazia”. “E a não obediência a ele será lícita”.Donde a “invalidade” decretada por São Celestino I, por São Martinho, pelo Concílio de Éfeso, pelo V Concilio ecumênico; pelo Concílio de Latrão de 649, é reiterada por Paulo IV.

8- Pio VI, na Constituição “Auctorem fidei” contra os Jansenistas, condenou pretensão deles de que seria necessário um “exame pessoal” do delinqüente, “segundo as leis naturais e as leis divinas”, pelo que as sentenças ipso facto não teriam nenhum efeito atual válido, senão o de uma séria advertência. Tal doutrina é errônea, injuriosa ao poder da Igreja, falsa (D.S. 2647). Donde, tais sentenças “ipso facto”, contra os hereges, têm verdadeiro “efeito atual”, separam realmente o delinqüente do seu cargo da Igreja. O Cânon 2314,1 condena “ipso facto” aos hereges. O Cânon 188,4 afirma a vacância “ipso facto”.

9- O Concílio Vaticano I afirma a infalibilidade da Igreja (Mt. 16,18), da Sede Apostólica imaculada, com a santa doutrina, na qual Sede está a íntegra e verdadeira solidez da religião cristã, como professou o VIII Concílio, o qual condenou o papa Honório como herético (D.S. 3066). Mostrou aí a clara diferença entre a Sede de Pedro e o papa, pessoa humana que, pecando contra a fé, foi julgado ser herético. (D.S. 3070).

10- Leão XIII, na encíclica sobre a Igreja, “Satis cognitum”, ensina: “Ninguém pode ter parte na autoridade se não estiver unido a Pedro, porque seria absurdo pretender que um homem excluído da Igreja tenha autoridade na Igreja”. E cita Optato de Milevo: “Como ousais procurar atribuir-vos as chaves do reino dos céus, vós que combateis a cátedra de Pedro? ” (Satis cognitum, 37). Texto claríssimo. “E os bispos só estão unidos a Pedro se estiverem sob Pedro e o obedeçam” (D.S. 3308).

11- Pio XII, na encíclica “Mystici Corporis” ensina: “Só são enumerados como membros da Igreja os que receberam o batismo e professam a verdadeira fé, nem se separaram a si mesmos da unidade do Corpo ou foram separados pela autoridade legítima por atos gravíssimos”. “Nem todo pecado, embora grave, é tal que, como o cisma ou heresia ou a apostasia, por sua natureza, separa da Igreja”. “Os bispos devem ser considerados como , ligados por vínculo especialíssimo com a Cabeça divina de todo o Corpo” (D.S. 3802-3804). Aí está a doutrina dogmática da Igreja: a heresia separa da Igreja “suapte natura”. É necessária a verdadeira fé para ser membro da Igreja. Os bispos são membros principais da Igreja. Os hereges separam-se a si mesmos da Igreja, separando-se da unidade universal da fé.


12- O Direito Canônico da Igreja, de modo universal e infalível estabelece: “Se o clérigo defeccionar publicamente na fé, quaisquer cargos estão vacantes, ipso facto, sem nenhuma declaração. Isso por uma tácita renúncia admitida pelo próprio Direito” (Can. 188,4). E: “os que deram o seu nome a uma seita herética ou os que a ela aderiram publicamente, não podem ter voto na Igreja”. Se uma dessas pessoas foi admitida em uma eleição: “o seu voto é nulo”. Essa eleição será válida: “a não ser que, sendo subtraído esse voto, o eleito não tivesse o número requerido de votos” (Cânon 167). Donde por Direito infalível da Igreja, sendo herético o ocupante de um cargo, esse cargo está vacante “sine ulla declaratione”, “ipso facto”. E votos dos hereges são nulos e se uma eleição se decidir por votos de heréticos, ela é nula. Donde, um Concílio ou conclave com votos de heréticos, nulos, ainda que sejam majoritários, é nulo como Concílio ou conclave, “sine ulla declaratione”, “ipso facto”, sem qualquer outro procedimento de Direito ou de fato. É lei “definida” e infalível na Igreja. Logo quem “não aceita” essa lei e doutrina “é herético” diz Santo Tomás (S.T. 2-2,11,2 ad 3). A doutrina da Igreja não vem “do consenso” humano define o Vaticano I (D.S. 3074). Não foram os Concílios, nem os papas os que deram a doutrina divina: eles apenas a receberam e veneraram, ensinou São Nicolau I (D.S. 639).

(...)

Continua.
 
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